miércoles, 1 de mayo de 2013

Tengo la mochila lista.

     Es cierto, mis pasos se han vuelto más lentos, más cortos y hasta algo inseguros, pero eso hace que aprecie mejor los detalles del camino, las irregularidades del lugar que piso, la textura de las telas, de la madera, de los adornos que he ido guardando. Me detengo cada tanto y observo la maravilla de una tela de araña iluminada por el sol, las grietas que la hiedra ha dejado en la pared, las líneas que alguna babosa ha dejado en su camino y alguna mariposa traviesa revolotea a mi alrededor y, tengo tiempo de apreciar el incasable aleteo del picaflor.
     Mis ojos ven a través de una tenue niebla que se acentúa cuando brilla el sol, pero de esa manera los aromas llegan más intensos a mi olfato, ahí está el familiar y cálido aroma de una taza de café, más allá las rosas son salvajemente, lujuriosamente aromáticas y...¡los jazmines!!!, los jazmines... que tanto amaba mi padre destacan con ese aroma que enturbia los sentidos, aspiro el aroma de los eucaliptos que hacen expandir mi pecho, el olor de la madera quemándose en la chimenea.
      Escucho menos los sonidos del ambiente, pero ¡cuánto disfruto escuchando el sonido de mis pensamientos!, en medio de tantos sonidos estridentes, había olvidado el disfrutar estar sentada al sol conversando con mis sentimientos. Evocando tantos momentos bellos y sintiendo la música que resuena dentro mío y, que por lo tanto, es solo mía.
       El camino, el camino amarillo que voy siguiendo rumbo al mundo de Oz, no es derecho y llano, al contrario sube y baja, rota y gira; a veces cual historia kafkiana, estoy aquí y vuelvo allá. Los obstáculos se atraviesan y a veces se hace difícil seguir adelante, pero pausadamente, con tranquilidad y alegría en el alma sigo adelante. 
       Caminar con los pasos del niño que está tan apurado, que descubre cosas nuevas pero las ignora en su desorganizada carrera, ya lo viví, es solo un recuerdo borroso que se diluye lentamente.
       Caminar los pasos indecisos y torturados del adolescente, siempre buscándose entre encuentros y desencuentros, llego y paso, ocupa algún hueco por allí perdido.
        Caminar los pasos del joven altanero e infalible, abriéndose camino, encontrando su lugar en el mundo, lo viví y lo logre, también partió sin añoranzas, tan solo una sonrisa de reconocimiento a tanta lucha día a día.
         Caminar los pasos emocionados hacia el ser amado, para decir un sï apasionado, cumpliendo con el sueño de varios años de noviazgo, momento mágico y muy bien atesorado también pertenece al pasado.
         Caminar con los pasos pesados de un vientre abultado que colma nuestros sueños, ¡hay esas nueve lunas!, esa espera insomne y, el encuentro con un ser nuevo que nos cambia la vida para siempre, lo tuve y fuí feliz.
         Caminar inclinada, llevando en mi mano una mano pequeñita, que dependía de mí y para quien yo era su heroína,  quedo hace tiempo atrás, lo muestran las fotos desteñidas de fiestas infantiles, de vacaciones inolvidables, de estudios compartidos. La personita se independizo y por allá cerca camina, con nuevas personitas que corren a su lado.
         Caminar los pasillos de edificios arruinados, olores asfixiantes, tristezas y consuelos, los acordados socialmente.  De esa manera se fueron yendo todos los seres amados y el camino se hizo solitario.
         Por eso camino más despacio, escucho y veo menos para poder estar toda en mí, disfrutando de la vida sin apresuramientos, con muchos espacios de los que se han ido, pero que me acompañan fielmente y con su amor de siempre en esta última etapa del camino.
         Puedo decir que he vivido, he sido feliz y desgraciada, he tenido buenos y malos momentos, pero la vida es eso, una mezcla rara e incomprensible de instantes, que ahora apreció con más sabiduría. Mi vida es calma, reposada y serena.
         Tome algo del celeste del cielo, el verde de los árboles, el aroma de las flores, la compañía de mis padres, el amor incondicional de mi esposo, la sonrisa mágica de mi hijo en su cuna, los besos de mis nietos, los libros que he leído, las películas que acompañaron mi vida, las calles que anduve, todo lo bueno, todo lo hermoso y arme mi mochila... 
          Mi mochila está lista, el viaje puede comenzar cuando quiera, mi vida esta en calma, mi mochila está lista, ya puedo partir.

8 comentarios:

  1. Me ha encantado y si te soy sincero me ha conmovido... Me quedo sin palabras, no creo que en lo que me queda de vida diese juntado las idóneas para poder acercarme a describirte lo que me has hecho sentir... solo decirte que ha sido hermoso, muy profundo...
    Muchas gracias... Un fuertebabrazo

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    1. Gracias Tony, viniendo de tu parte, semejantes palabras me llenan de alegría y, no puedo negarlo, orgullo.
      Muchas gracias a vos, te saludo con un gran y afectuoso abrazo.

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  4. Me sentí identificada, solo que al tener pasos inseguros no creo tener la mochila lista.
    Saludos Mirta muy buena publicación

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    1. Gracias Mónica por tu comentario, con un poco de práctica se puede llegar a llenar las mochila con pasos tambaleantes. :)
      Mis cariños

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  5. La partida comienza cuando uno decide partir, el ritual de armar la mochila confirma nuestros pensamientos y actitudes ante la vida, lo que ella contiene nos desnuda ante nosotros y los demás. Muy buena esta entrada. Dejamos nuestros saludos

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    1. Gracias, me parece excelente una extraordinaria reflexión ante la existencia. Envió mis afectuosos saludos y un gran cariño.

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